Desde el Estado de México, Adán Augusto López Hernández volvió a proclamarse a favor de los libros de texto gratuitos de la SEP.
Adán Augusto López Hernández, aspirante a coordinador nacional de defensa de la transformación, inició una nueva semana de recorridos por México en el municipio de Cuautitlán, Estado de México.
Debido a la importante afluencia de simpatizantes de Morena, el político tabasqueño aprovechó para mostrarse en defensa de los contenidos de los nuevos libros de texto gratuitos distribuidos por la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Tal y como lo había hecho con anterioridad, el morenista dijo que nadie, ni los opositores, iban a lograr que la educación de los niños se vira truncada. También dijo que los señalamientos en contra de la distribución de estos materiales escolares eran caprichos políticos.
Y lanzó el siguiente cuestionamiento:
“¿Cuándo habíamos visto que un juez, un magistrado, un ministro conservador detuviera o intentara detener la distribución de los libros de texto gratuitos?”.
Adán Augusto compara censura a libros con historia de Ignacio Ramírez
En su discurso, Adán Augusto comparó la censura de los libros con lo ocurrido en 1835 cuando niñas y niños de escasos recursos no tenían acceso a la educación. Aunado a esto, recordó la historia de Ignacio Ramírez.
Todo se remonta a 1845, cuando la batalla entre los conservadores y los liberales estaba en su pleno apogeo. Aquel año, Ignacio Ramírez, también conocido como El nigromante, a quien invitaron a trabajar como maestro en el Instituto Cultural de Toluca.
Durante varios meses, este hombre visitó los mercados para pedirles a los tenderos que le regalaran el sobrante de papel estraza. Luego de mucho andar, juntó una buena cantidad de material.
Además, fue a una casa de empeño para entregar un reloj de oro que decía había pertenecido a Miguel Hidalgo. Con el dinero se compró una imprenta y con el papel hizo un libro titulado El libro rudimental y progresivo. Una vez listo, empezó a repartirlo en las escuelas.
Con el dinero obtenido, Ignacio Ramírez becó a niños indígenas. Por lo tanto, Adán Augusto dijo que la historia era un antecedente de que la educación debe ser laica y gratuita.
“Entonces como ahora está la embestida de los conservadores, de la derecha, de la más inmoral de las derechas en este país. En aquella época decían los conservadores que había que decomisarlos y quemarlos, porque los indios, así decían, no podían quitarse el velo de la ignorancia.”
“Educación para todos, pública, laica y gratuita”
Habiendo recordado la quema de libros, Adán Augusto señaló que el presidente Benito Juárez mandó a reimprimir El libro rudimental y progresivo y lo entregó a personas de comunidades indígenas de forma gratuita.
100 años después, el libro de Ignacio Ramírez fue retomado por el presidente Lázaro Cárdenas. Pero le cambió de nombre y pasó a llamarse Manual del libro campesino. Este ejemplar también fue repartido en comunidades rurales.
Bajo este contexto, Adán Augusto leyó de manera inédita la introducción de un libro de texto gratuito:
“No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro, decía el poeta andaluz Federico García Lorca, asesinado por pensar diferente y por desear un mundo mejor para los suyos, para los humildes, para quienes aún conservan un alma pura, solidaria que no discrimina a las personas por su color de piel, su género, sus preferencias sexuales o por no tener un peso en la bolsa. Era un soñador, un idealista, creía que la cultura sería la llave para el cambio; creía en los libros. ¿Tú aún crees en ellos?
Estimado lector: en pocas partes del mundo los libros de texto son gratuitos y llegan a las manos de todas las niñas y los niños. En México, se ha luchado porque todos tengan acceso a la cultura.
“¡Ahora te toca a ti recibir el fruto de esa lucha!”.
Antes de concluir con su discurso, Adán Augusto dijo que uno de los derechos fundamentales de los mexicanos es el acceso a la educación. Asimismo, les dijo a los presentes que tuvieran la certeza de que los conservadores no iban a trucar la educación.
“¿Y saben qué? La revolución de las conciencias en este país ya no tiene camino de regreso, no tiene reversa, es irreversible. Y todos los días, todos los mexicanos hacemos algo, aportamos algo para seguir fortaleciendo la revolución de las conciencias”.