Gutiérrez Rebollo fracasó como zar antidrogas en el gobierno de Zedillo al pactar acuerdos corruptos con el crimen organizado.
¡Qué gran idea! ¿Por qué no se había pensado antes en ello? Alito Moreno, dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), aseguró que México necesita con urgencia un zar antidrogas para combatir el tráfico de fentanilo y otras drogas sintéticas. Sin embargo, México ya tuvo una figura así en el gobierno de Ernesto Zedillo: Jesús Gutiérrez Rebollo, quien fue vinculado al narcotraficante Amado Carrillo.
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A través de un comunicado, el dirigente nacional del PRI, Alito Moreno, se alineo a las solicitudes de Estados Unidos de imponer sus políticas para el control y el combate del fentanilo y drogas sintéticas, por lo que sugirió que se creara la figura del zar antidrogas como el que existe en EU:
“La realidad es clara: México necesita una autoridad centralizada con facultades específicas para coordinar el combate al tráfico de drogas sintéticas, especialmente el fentanilo, una de las mayores amenazas para nuestra juventud”, asegurÓ.
¿Quién fue Jesús Gutiérrez Rebollo?
La propuesta ha sido formualda en una iniciativa legislativa en el Senado de la República, sin embargo esta figura existió en el sexenio del priista Ernesto Zedillo resultando en un fracaso ya que el entoncez zar antidrogas, Jesús Gutiérrez Rebollo estuvo ligado al narcotraficante Amado Carrillo.
Nacido en 1934 en Jonacatepec, Morelos, Jesús Gutiérrez Rebollo se formó en las filas del Ejército Mexicano y escaló posiciones hasta convertirse en un general de división. Antes de su designación como jefe del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD), estuvo a cargo de las zonas militares en San Luis Potosí, Culiacán y Jalisco.
Fue en Jalisco donde se empezaron a gestar sus vínculos con el crimen organizado. Su ascenso a la cúpula militar y su fama de implacable lo convirtieron en la elección del gobierno para encabezar la lucha contra el narcotráfico, sin imaginar que ya había sido cooptado por uno de los capos más poderosos de la historia de México.
La relación de Gutiérrez Rebollo con Amado Carrillo
Las investigaciones revelaron que Gutiérrez Rebollo había establecido un pacto con Amado Carrillo Fuentes a través de Enrique y René González Quirarte, operadores clave del Cártel de Juárez. Según testigos, en diciembre de 1995, los hermanos ofrecieron información sobre el Cártel de los Arellano Félix a cambio de protección para Carrillo Fuentes. El general no solo aceptó, sino que también recibió lujosos regalos: vehículos blindados, propiedades en zonas exclusivas y grandes sumas de dinero.
Una de las revelaciones más impactantes provino de su chofer, Juan Galván Lara, quien aseguró que el departamento donde vivía Gutiérrez Rebollo en Lomas de Chapultepec pertenecía a Amado Carrillo. Además, el capo le habría entregado 300 mil dólares en 1996 como “regalo de Navidad”, y en enero de 1997, otros 60 mil dólares con la promesa de seguir brindándole apoyo.
Choferes de Gutiérrez Rebollo, testigos de su corrupción
El caso se volvió insostenible cuando los choferes del general, Juan Galván Lara y Humberto Cappelletti, testificaron en su contra. Galván Lara, quien inicialmente fue reclutado en 1990 como conductor personal del general, presenció cómo su jefe mantenía reuniones con narcotraficantes y aceptaba sobornos. En enero de 1997, tras realizar una denuncia anónima a la PGR, se convirtió en testigo protegido.
Por otro lado, Humberto Cappelletti, un ex policía municipal de Zapopan, relató cómo el general no solo transportaba a sus esposas y amantes, sino también a integrantes del crimen organizado. Cappelletti testificó que en 1996 llevó a Gutiérrez Rebollo a un rancho en Zapopan, donde se reunió con Eduardo González Quirarte, uno de los principales enlaces con Amado Carrillo. También confirmó que, tras ser designado zar antidrogas, el general continuó reuniéndose con sus protectores del crimen.
Finalmente, el 12 de febrero de 1997, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ordenó la detención de Gutiérrez Rebollo. Fue presentado ante la opinión pública como un traidor y acusado de delincuencia organizada, enriquecimiento ilícito y acopio de armas. En 2002 fue condenado a 40 años de prisión, aunque en 2008 se le restituyeron sus rangos militares. Falleció el 19 de diciembre de 2013, un día después de que se le concediera el arresto domiciliario por motivos de salud.